sábado, 11 de septiembre de 2010
CINE DOCUMENTAL –Chile
1999 – 60’ - Director: Patricio Henríquez - Idioma:
Español - País: Canadá, Chile,
Francia - Documental.
Para ver documental hacé click sobre
El
último combate de Allende
11 septiembre 1973: El último combate de Salvador Allende
1998 – 56’ - Director: Patricio Henríquez - Idioma:
Español - País: Canadá, Chile,
Francia - Documental.
ENTREVISTA
A PATRICIO HENRÍQUEZ:
En el XV Festival de Video
Latinoamericano Rosario-2008, Patricio Henríquez (1948, Santiago de Chile) presentó
su película 11 de septiembre, 1973: El último combate de Salvador Allende, una
reconstrucción de los hechos que ponen fin al gobierno y a la vida del presidente
socialista.
Desde 1974, Henríquez está
exiliado en Canadá, donde fundó la productora Macumba Films.
Fue Secretario de prensa de
Hortensia Bussi, esposa de Salvador Allende, y director del canal 9 de la
Universidad de Chile antes del golpe militar.
Por Fernando Varea
- En una bandera que le hicieron firmar en el teatro, usted escribió:
“Lo que la memoria no registra no existe”. ¿Allí estaría la esencia del
documental?
—No, una parte, porque hay todo
tipo de documentales y está bien que sea así. Lo que ocurre es que la memoria
humana es una capacidad que uno tiene que no es eficaz ciento por ciento. Se
puede almacenar mucha información pero, inevitablemente, hay cosas que van
quedando en el olvido. Y a veces los olvidos se programan, también. Es
terrible, porque lo que la memoria no registra es como si jamás hubiera
existido.
- Los registros sonoros y fílmicos que van guardándose ¿serían como la
materialización de la memoria?
—Sí. Los manuales de historia
también ayudan a eso, pero creo que, como desgraciadamente la gente no lee, al
documental se le carga la responsabilidad de ser como un manual de historia. Y
no es el medio adecuado, el libro de historia tiene un rigor que el documental
no puede alcanzar porque es cine, y por lo tanto tiene una función de
entretenimiento, una estructura dramática. Los dos se complementan, pero si uno
va por la calle y alguien habla de las pirámides de Egipto, seguramente es
porque lo vio en un documental y no porque lo leyó en una enciclopedia. De ahí
la falsa idea de lo que debe ser el documental.
- En el caso de El último
combate de Salvador Allende, se va contando lo que pasó ese día con
flashbacks que agregan datos de cómo llegó al poder y comenzó a ser resistido
por algunos sectores.
—Yo no estaba muy convencido de
poner esos flashbacks porque a mí me interesaba contar la historia de ese día.
Pero había una estructura dramática, un guión. Aunque yo creo que, en cierto
sentido, el que lo escribió fue Allende. En la calma que tienen sus discursos
se nota que ha sido un hombre que ha previsto que ese día iba a llegar y lo ha
preparado, él sabía lo que iba a decir. Era el único que estaba tranquilo, los
demás temían por sus vidas y estaban en un estado de angustia. Allende no,
hasta hace un discurso poético. Mi convicción es que tenía una cita con la muerte.
Todos los políticos necesitan recompensas, como todo ser humano, y la suya fue
el paso a la Historia. Hay otros políticos en América Latina que,
lamentablemente, tienen recompensas más materiales, o maletas llenas de
dólares.
- ¿Qué debería hacerse para que una película documental se aparte del
mero testimonio periodístico?
—Todos los documentalistas que
hemos sido periodistas sentimos, en algún momento, que las reglas del
periodismo se transforman en un camino muy estrecho, sobre todo porque hay obligaciones
de rigurosidad que son necesarias en el periodismo. El periodista —como el
historiador— no puede conservar una información importante mucho tiempo, su
obligación es entregarla. El documentalista, en cambio, puede darse tiempo para
analizar, para reflexionar. Y lo fundamental: al documentalista se le pide que
tenga un punto de vista fuerte. Mi punto de vista fue de respeto hacia la
figura de Allende porque creo que representa, todavía hoy, un ejemplo moral en
América Latina. Aunque en mi documental no hay sólo gente que estuvo de acuerdo
con él, también están un general que participó en el golpe y el embajador de
EEUU. Pero no están por una búsqueda de objetividad, los utilizo para que mi
posición salga reforzada, y por una razón de credibilidad. Porque si yo digo,
siendo un exiliado chileno de izquierda, que el imperialismo americano derrocó
a Allende, va a parecer un eslogan que no tiene mucho sentido, pero si el
embajador de EEUU dice lo mismo, eso tiene otra credibilidad, es él quien lo
dice.
- ¿No es difícil esa zona de equilibrio entre procurar cierta
objetividad y respetar el punto de vista personal?
—Sí, sobre todo porque es una
zona que en cada proyecto puede ser diferente. En El último combate de Salvador
Allende no soy propagandista. Hay algunos mensajes muy sutiles, algunos
hay que ser chileno para entenderlos. Por ejemplo, Allende era un hombre que
amaba mucho a las mujeres, y para los chilenos, cuando ven a su secretaria,
queda claro que era su amante. Yo no lo quise poner en evidencia ni ocultarlo.
No me interesaba canonizar a Allende. Uno tiene derecho a plantear un punto de
vista, y, además, es necesario tenerlo, pero ese punto de vista debe abrirse a
la contradicción. Hay una dialéctica, y es importante que se la entreguemos al
espectador, teniendo confianza que en él prevalecerá nuestro punto de vista.
- En el marco del Festival, usted reflexionó sobre el debate ético que
genera el empleo de archivos en el cine.
- Los archivos son los materiales
de otros, que antes estaban hechos por profesionales y hoy pueden estar hechos
por cualquier persona. Uno como cineasta le da una intencionalidad a sus
imágenes, le dice a su camarógrafo lo que quiere lograr, y, asimismo, puede
tomar los archivos que alguien hizo para otra cosa. Hay cineastas del
Holocausto judío que rehúsan utilizar archivos hechos por los nazis, porque
para ellos nunca será posible borrar esa visión del perpetrador. Esa es una
posición ética, aunque también hay gente que puede darse la libertad de hacer
un documental que sea anti-dictadura o anti-nazi utilizando el material que
aquellos filmaron.
Reportaje
publicado el 28/9/08 en suplemento Señales
de la Cultura y la Sociedad del diario La
Capital de Rosario
"Tengo fe
en Chile y su destino, superará este momento gris y amargo de la traición.
Sigan ustedes sabiendo que mucho más temprano que tarde de nuevo abrirán las
grandes alamedas donde pase el hombre libre para construir una sociedad
mejor".
Salvador Allende
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