REMATAN
H. Eugenio Alomar *
El miércoles 14 de abril amaneció con agua, dándole otro sentido a la frase “esta lluvia le viene bien al campo”. Esa mañana gris era un marco apropiado para un triste día, el día en que los beneficiarios de este modelo agroproductor consiguen –sacrificando salud, tierra, trabajo, biodiversidad- su anhelado dinero (ergo, el día en que se vende y se compra la vida).
El remate del primer lote de soja de la temporada simboliza y hace patente el éxito de un plan de exterminio, porque este sistema de monocultivo transgénico basado en agrotóxicos y químicos aplicados a una tierra que no descansa ni rota, literalmente MATA: mata en los abortos espontáneos, cánceres y malformaciones de los pueblos fumigados; mata en las miles de hectáreas de campos ayer fértiles y hoy convertidos en desierto; mata en las comunidades enteras que deben migrar a buscar el trabajo (de la tierra ni hablar) que los latifundios les quitan; mata en las variedades de plantas, insectos y aves amenazados de extinción por devastadores herbicidas; mata en los aumentos de los precios del pan y de la carne por la supremacía de un producto de exportación… y sus ideólogos y ejecutores saben que mata.
De todas maneras, aunque acordemos con la pertinencia de la lluvia-símbolo, es una verdad irrefutable que la lluvia-fenómeno meteorológico moja, lo cual es incómodo e insalubre para el militante y desastroso para los carteles, así que fue una alegría el pronto cumplimiento de la sentencia “siempre que llovió, paró”.
Sin paraguas y con apuro llegué a la esquina de Córdoba y Corrientes, sorprendiéndome de no encontrar señales del escrache debido a que eran más de las 11 hs. (¡otra vez tarde!), entonces recordé la entrada por Paraguay (a tener en cuenta: cuando se convoque frente a la Bolsa de Comercio aclarar bien la dirección). Y efectivamente, allí estaban las/os entusiastas compañeras/os, amigas/os, activistas, o como nos queramos o quieran nombrar, de la Coordinadora por la Biodiversidad, al final (o comienzo) de la peatonal, congregados alrededor de una pizarra informativa sobre los perjuicios de la soja y las consecuencias del monocultivo y ofreciendo volantes, bolsitas con semillas de soja y conversación a la multitud incesante. Recibí la tríada de dones, recorrí los centímetros faltantes hasta Paraguay y divisé a la otra célula escrachadora, que armada de volantes, banderas, un altoparlante y Fórroman hacían frente a la fila de policías uniformados que custodiaban las puertas del edificio (y le daban la espalda a los disfrazados de civiles). La respuesta de la ciudadanía (que recorre el microcentro un miércoles al mediodía) se repartía entre la indiferencia y el apoyo (sustentado por el conocimiento del tema o por un “no sé de qué se trata pero seguro que nos están cagando”).
Ya pasadas las 12 hs. y con el remate en marcha, el grupo que estaba sobre la peatonal confluyó frente al inmueble y se dio inicio a una puesta en escena de lo que ocurría puertas adentro: el Gobierno vestido de muerte remata la biodiversidad, la tierra, la soberanía alimentaria y, mientras las/os Empresarias/os Sojeras/os ofrecen más y más dinero para acrecentar sus agro-negocios, hace su aparición Fórroman ofertando desocupación, hambre, desempleo, desmontes, desalojo de comunidades enteras y gana la pulseada, sin olvidarse de asegurarles a las/os Empresarias/os su parte de la ganancia ¡Muy buena parodia!
¿Qué más aconteció ese mediodía? Copas de glifosato en bandeja; una elegante señora de clase acomodada defendiendo lo indefendible; monopolios de la información informando sobre monopolios expoliadores, gobernantes cómplices y negocios millonarios de puertas adentro y medios alternativos (dícese de los que al menos no son propiedad de Vila o Goyán) como FM Universidad, FM Aire Libre, Rosario 12, Tierra de Alguien, Cablehogar, Arte-Tierra-Huella y otros, más o menos conocidos, transmitían en vivo o hacían notas al aguante de puertas afuera; y, claro está, las Organizaciones convocantes, encarnadas en sus militantes: Semillas de rebelión, Socialismo libertario, Foro por la soberanía alimentaria-Rosario, El grito de la Tierra de barrio Malvinas, Frente popular Darío Santillán, ONG Conciencia Solidaria, Tierra de alguien, Feria Caramelos Sueltos, quienes junto al Cepronat, al redoblante de la murga “Vecinos contentos” y a los desagrupados de siempre le pusieron el cuerpo a la actividad, hermanados por una causa que sabemos urgente y por una sensibilidad que nos acucia a actuar al respecto, más allá de las dudas, las divergencias o los inconvenientes.
Como corolario, un comentario oído durante la desconcentración: “estuvo bueno”. Y estuvo bueno porque aunque no impedimos el remate ni llenamos la Plaza Pringles estuvimos ahí haciendo lo que la razón y el corazón nos exigen, luchando por lo que creemos y sentimos, porque conocemos los catastróficos efectos de esta forma de producción y somos conscientes que el dineral que reditúa en tan pocas manos puede mover montañas (literalmente, ya que la explotación de minas a cielo abierto forma parte de la misma lógica asesina), comprar opiniones, ocultar informaciones y ganar apoyos políticos, gubernamentales y universitarios; pero también creemos que el único camino posible es la resistencia, el negarse a aceptar como inmodificable una realidad a pesar del tamaño del enemigo; y, como razón que la razón no entiende, sentimos la necesidad de actuar frente a la injusticia y la muerte para no sentirnos mal con nosotros mismos. Denunciar a los asesinos es una obligación ética y la lucha por la vida es en sí misma una victoria, y si, además, tan sólo uno de los transeúntes pensó y reflexionó por vez primera en este lento genocidio, ya dimos un paso más.
Gracias.
*H. Eugenio Alomar
Licenciado y Profesor en Comunicación Social
eugenioalomar@yahoo.com.ar
INVITACIÓN RADIAL
ESCRACHE EN VIVO
(Audio: FM- Radio Universidad de Rosario)
MAPA DE LA SOJA - ICONOCLASISTAS
El corazón del agronegocio
Más de la mitad de la tierra cultivable en el país está poblada exclusivamente con soja transgénica y esto se explica por la alta rentabilidad proveniente de la demanda internacional. La ganancia generada por la soja beneficia sólo a las trasnacionales del agronegocio, grandes productores, empresas aceiteras, de biodiesel y de alimentos balanceados (juntos en la Sociedad Rural Argentina, las Confederaciones Rurales Argentinas, etc.) que concentran el 78% de las tierras, explotando la mano de obra rural que es la peor paga y la que enfrenta pésimas condiciones laborales (de los 1,3 millones que trabajan en el campo sólo 325 mil están en blanco). La concentración de tierras en pocas manos ha ocasionado que en los últimos 10 años la población excluída o expulsada por la fuerza termine migrando a las villas miseria de las ciudades.
En la resistencia a este modelo de monocultivo, contaminación y vulneración de la soberanía alimentaria y de los emprendimientos de pequeños productores, sobresale el accionar de los pueblos originarios y de los/as campesinos/as del Movimiento de Campesinos de Santiago del Estero (MOCASE-VC), la Organización Campesina Unida del Norte de Córdoba (OCUNC), la Asociación de Pequeños Productores del Noroeste Cordobés (APENOC), la Unión de Campesinos de Traslasierra (UCATRAS) y la Unión Campesina del Norte (UCAN) también en Córdoba, y de las decenas de agrupaciones de vecinos/as organizados/as en contra de las fumigaciones, luchando colectivamente por generar otro modo de vida en los territorios a partir de la organización y la articulación de prácticas emancipatorias y de transformación.
La producción de agrocombustibles, bioetanol (caña de azúcar) y biodiesel (soja, maíz y girasol), se presenta como una falsa respuesta a la escasez de combustibles fósiles y al calentamiento global, pues además de no poder satisfacer la demanda de producción energética, potencia el encarecimiento de los alimentos y la deforestación. Argentina elabora más del 10% del biodiesel del mundo, concentrando la provincia de Santa Fe el 85% de la capacidad productiva total, y este año se espera un incremento a partir de la ley donde se obliga a las petroleras a mezclar en las naftas un 5% de agrocombustibles.
El glifosato es el principio activo del herbicida Roundup de Monsanto utilizado para desmalezar los cultivos de soja transgénica. Este veneno se fumiga a través de métodos aéreos o terrestres contaminando napas, ríos y cultivos linderos, y afectando la salud de poblaciones enteras donde los más perjudicados son niños y mujeres que evidencian un incremento en casos de cáncer, malformaciones, alergias, ojos irritados, vómitos, enfermedades respiratorias, etc.
Los feedlots (lotes de alimentación) son la “solución” que los ganaderos encontraron a la falta de campos derivada de la sojización, y están diseminados por toda la pampa. Son un sistema intensivo de producción de carne mediante el cual encierran en un espacio reducido, entre sus propios excrementos, a miles de vacunos para engordarlos rápidamente con balanceados (pellet de soja) y una buena dosis de antibióticos para evitar las enfermedades causadas por el hacinamiento.
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