viernes, 30 de abril de 2010
1º de Mayo:
Día Internacional de los Trabajadores
“Fraternidad obrera universal”
* Por Leónidas Ceruti
A los grandes revolucionarios y sus ideas, las clases dominantes los sometieron a constantes persecuciones, “acogieron sus doctrinas con la furia más salvaje, con campañas de mentiras y calumnias”. Después de su muerte se intentó convertirlos en íconos inofensivos, canonizarlos, rodear sus nombres de una cierta aureola de gloria castrando el contenido de su doctrina revolucionaria. Olvidan, relegan a segundo plano, tergiversan el aspecto transformador de sus acciones, de sus conceptos revolucionarios, y hacen pasar a primer plano, ensalzan lo que es o parece ser aceptable para los sectores dominantes. A esa opinión, que refleja un hecho que la historia se ha encargado de repetir, podemos agregar que esto no sólo sucede con los grandes revolucionarios y sus doctrinas, sino que también ha pasado con el contenido de las fechas y los acontecimientos históricos, que rememoran importantes logros de las clases oprimidas. Ejemplo claro lo constituye el “1º de Mayo”, que se ha intentado por todos los medios vaciarlo del contenido de lucha, de reclamos, que tuviera en su origen, como Día de Lucha Internacional de la Clase Obrera.
VIGENCIA DEL 1° DE MAYO
En la ciudad de Rosario, desde 1890 hasta la actualidad nunca se dejó de conmemorar el 1º de mayo. Se lo hizo en las calles, plazas, cines, teatros, escuelas, colegios, en la clandestinidad o en forma festiva, violenta o pacífica, legal o ilegal, oficialmente o en la oposición; con actos, marchas, obras de teatro, conferencias, festivales artísticos, misas con bendiciones de herramientas, tratando de superar récord de producción, competencias deportivas, etc. Lo protagonizaron desde sindicalistas de distintas ideologías, anarquistas, socialistas, comunistas, peronistas, radicales, y hasta políticos liberales, conservadores, como también los integrantes de la Iglesia Católica, y los militares golpistas de las distintas épocas. En nuestra investigación sobre las conmemoraciones que van desde 1890 al 2000, en Rosario, intentamos responder el interrogante ¿por qué al 1º de Mayo se lo sigue evocando año a año desde su origen de muy variadas formas?. Nuestra hipótesis fue que se lo hace por que expresa las injusticias de esta sociedad, donde se manifiestan los efectos del capitalismo: desempleo, miseria, marginalidad, donde queda al descubierto el choque del proletariado con la burguesía, del trabajo con el capital. El 1º de mayo es el día de los explotados, de los trabajadores. Como acontecimiento social, no existe una fecha simbólica y conmemorativa que fuera adquiriendo la dimensión a nivel mundial, como el día de los trabajadores.
LA LUCHA POR LAS OCHO HORAS
¿Cuáles son las causas que determinan la prolongación de la jornada de trabajo? No dependen, de la “maldad” del capitalista, ni de su escaso o abundante “espíritu cristiano”. Marx lo ha explicado claramente “Como capitalista, él no es más que el capital personificado. Su alma es el alma del capital y el capital no tiene más que un instinto vital, el instinto de acrecentarse, de crear plusvalía, de absorber con su parte constante, los medios de producción, la mayor masa posible de trabajo excedente. El capital es trabajo muerto que no sabe alimentarse, como los vampiros más que chupando trabajo vivo, y que vive más cuando más trabajo vivo chupa. El tiempo durante el cual trabaja el obrero es el tiempo durante el que el capitalista consume la fuerza de trabajo que compro”. “El capitalista se acoge pues a la ley de cambio de mercancías. Su afán, como el de todo comprador es sacar el mayor provecho posible del valor de uso de su mercancía. Pero de pronto se alza la voz del obrero, que había enmudecido en medio del tráfago del proceso de producción. La mercancía que te he vendido, dice esta voz, se distingue de las otras mercancías en que su uso crea valor, más valor del que costó. Por eso, y no por otra cosa, fue por lo que tú la compraste. Lo que para ti es explotación de un capital, es para mí estrujamiento de energías. Para ti y para mí no rige en el mercado más ley que la del cambio de mercancías. Y el consumo de la mercancía no pertenece al vendedor que se desprende de ella, sino al comprador que la adquiere. El uso de mi fuerza diaria de trabajo te pertenece, por tanto, a ti. Pero, hay algo más, y es que el precio diario de venta abonado por ella tiene que permitirme a mí reproducirla diariamente, para poder venderla de nuevo. Prescindiendo del desgaste natural que lleva consigo la vejez, etc., yo obrero, tengo que levantarme en condiciones de poder trabajar en el mismo estado de fuerza, salud y diligencia que hoy. Tú me predicas a todas horas el evangelio del “ahorro” y la “abstención”. En lo sucesivo, me limitaré a poner en movimiento, en acción, la cantidad de energía, lo estrictamente necesario, para no rebasar su duración normal y su desarrollo sano. Alargando desmedidamente la jornada de trabajo, puede arrancarme en un solo día una cantidad de energía superior a la que yo alcanzo a reponer en tres. Por este camino, lo que tú ganas en trabajo lo pierdo yo en sustancia energética. Una cosa es usar mi fuerza de trabajo y otra muy distinta desfalcarla. Es como si me pagases la fuerza de trabajo de un día empleando la de tres. Y esto va contra nuestro contrato y contra la ley del cambio de mercancías. Por eso exijo una jornada de trabajo de duración normal, y al hacerlo, sé que no tengo que apelar a tu corazón, porque en materia de dinero los sentimientos salen sobrando. Podrás ser un ciudadano modelo, pertenecer acaso a la liga de protección de los animales y hasta vivir en olor de santidad, pero ese objeto a quien representas frente a mí no encierra en su pecho un corazón. Lo que parece palpitar en él son los latidos del mío. Exijo, pues, la jornada normal de trabajo, y, al hacerlo, no hago más que exigir el valor de mi mercancía. ” (1)
La Asociación Internacional de Trabajadores, fundada en 1864, en su Iº Congreso adoptó esta resolución “considera la reducción de las horas de trabajo como el primer paso con vistas a la emancipación obrera. En principio el trabajo de 8 horas diarias debe considerarse suficiente. No habrá trabajo nocturno, salvo en casos previstos por la ley”. (2) Era necesario evitar la degradación física, moral e intelectual del proletariado, y por eso la Primera Internacional continuó levantando como consigna “Ocho horas de trabajo, ocho horas de esparcimiento y estudio, ocho horas de descanso”.
EL ORIGEN DEL 1º DE MAYO
EEUU en su desarrollo industrial sometía a las masas trabajadoras a una jornada indefinida, bajos salarios, y en varias ciudades el trabajo se daba la forma del “track system” (pago del trabajo en productos). En 1850 se crearon las “Grandes Ligas de Ocho Horas” en los principales centros industriales, y fue durante el Congreso General de Baltimore, en mayo de 1866 donde se reclamó la jornada de 8 horas con una proclama “La primera y gran necesidad del presente, para liberar al trabajo de este país de la esclavitud capitalista, es la promulgación de una ley por la cual la jornada de trabajo debe componerse de ocho horas en todo el Estado de la Unión americana….”. (3)
El movimiento huelguístico fue en ascenso y encontró una respuesta en el diario New York Times, que expresó “Las huelgas para obligar al cumplimiento de la jornada de 8 horas pueden hacer mucho para detener la industria, disminuir el comercio y frenar la reciente prosperidad del país, pero no podrán lograr su objetivo”. (4)
El 1º de mayo de 1886, fueron a la huelga más de 300.000 trabajadores. En Chicago, participaron los obreros de toda la ciudad, especialmente los de la fábrica de maquinarias agrícolas Mac Cormic. El 3 de mayo se concentraron varios miles de huelguistas, y una provocación sirvió de pretexto para que la policía ametrallara la asamblea, produciéndose 6 muertos y cincuenta heridos entre los obreros.
Al día siguiente, en un acto en el que participaron más de 15.000 trabajadores, la policía disolvió violentamente el acto, luego que una bomba que explotó entre los policías matara a un agente. El ametrallamiento de la multitud dejó 38 muertos y 115 heridos. Luego, los principales dirigentes obreros fueron detenidos y condenados a muerte en una farsa que llamaron “juicio”:
GEORGE ENGEL
MICHAEL SCWAB
LOUS LING
ADOLPH FICHER
SAMUEL FIELDEN
HESSOIS AUGUSTE SPIES
OSCAR NEEBE
ALBERT R PARSONS.
Unos días antes de la ejecución, se conmut[o la pena de muerte por la de prisión perpetua a Michel Seawab, periodista y a Samuel Fielden, ex predicador metodista, mientras que Oscar Neebe fue condenado a 15 años de trabajos forzados. Otro de ellos, Louis Ling, apareció “suicidado” en su celda por la explosión de un cartucho de dinamita colocado en su boca a modo de cigarro. Los que murieron en la horca el 11 de noviembre de 1887 fueron los cuatro restantes: Albert Parsons, periodista, Adolfo Fischer, tipógrafo, George Engels, tipógrafo, y Augusto Spies. Posteriormente, el 14 de julio de 1889, precisamente el día conmemorativo del centenario de la toma de la Bastilla durante la Revolución Francesa, se inici[o en París un Congreso Obrero y Socialista al cual asistieron cerca de 390 delegados, de 20 países, de Europa, de EEUU y por los obreros argentinos, concurrió el maestro socialista, Alejo Peyret. La inauguración tuvo lugar en la sala Petrelle, adornada con un cartel donde se proclamaba>
“¡Proletarios de todos los países, unidos!”
A la vez como una prueba del anhelo de unidad a escala internacional que animaba a los delegados, fue la decisión y el entusiasmo con que se proclamó al 1º de Mayo como Jornada Internacional de lucha de la clase obrera. La resolución puntualizaba “Se organizará una gran manifestación internacional con fecha fija, de manera que en todos los países y ciudades a la vez, el mismo día convenido, los trabajadores intimiden a los poderes públicos a reducir legalmente a 8 horas de trabajo…”. (5)
LA ORGANIZACIÓN EN LA ARGENTINA
El Club Verein Vorwarts, que agrupaba a los socialistas alemanes en Buenos Aires, decidió organizar la protesta, invitando a las organizaciones obreras del país a una reunión para el domingo 30 de marzo de 1890. El listado de algunas organizaciones que adhirieron a la convocatoria nos da una idea del movimiento obrero de la época. Fueron: Club Vorwarts, Sociedad Internacional de Carpinteros, Tipógrafos Alemanes, Sociedad Cosmopolita de Oficiales Sombrereros, Asamblea General de Obreros Alemanes, Círculo Socialista Internacional, Centro Republicano Italiano, Alianza Republicana, Sociedad Escandinava Norden, Sociedad Figli del Vesubio, Circulo República T. Componelen, Sociedad de los Países Bajos, Unione Calabresa, Sociedad Italia Unita, Circulo Republicano G. Mazzini, Confederación Obrera Sud-Americana de La Plata, Unione e Benevolenza de 25 de Mayo, Unione e Fratelniza de Lobos, Societá de Socorros Mutuos Italiana de Chivilcoy, Societa Forze Unite de Pergamino, Societá Italina Roma de Capilla, Asamblea Internacional de Rosario, y Asamblea Internacional de Santa Fe.
Durante esa jornada se decidió: convocar al proletariado para realizar distintos actos el 1º de Mayo, crear una federación de obreros, un periódico para defender los intereses de la clase obrera, y elevar al Congreso Nacional un petitorio reclamando leyes laborales, y un “Manifiesto a los Trabajadores Argentinos”.
CONCENTRACIÓN, MARCHA Y ACTO EN ROSARIO
Hacia la última década del siglo XIX, en Rosario existían distintos agrupamientos gremiales, mutuales, que estaban integradas por ladrilleros, ebanistas, estibadores, alpargateros, mosaiquistas, talabarteros, panaderos, albañiles, pintores, carpinteros, sastres, fideeros, constructores de carruajes, marmolistas, cocheros.
Anarquistas y socialistas se reunían en el café “La Vieja Bastilla” o “La Bastilla” en calle Rioja entre Libertad (Sarmiento) y Progreso (Mitre), en donde funcionaba la Asamblea de Internacionalistas franceses, italianos, alemanes, austriacos y españoles. Recibida la invitación para asistir a la convocatoria del Club Worwarts, se designó a Virginia Bolten y Rómulo Ovidi, para representarlos.
Con los días los encuentros aumentaron para organizar la manifestación y el acto. Concurrían entre otros, Rómulo Ovidi, Virginia Bolten, Francisco Berri, Domingo Lodi, Juan Ibaldi, Guillermo Schutlze, Alfonso Jullen, Rafael Torrent, Teresa Marchisio, María Calvia, Paulino Pallas. La policía que vigilaba a quienes asistían a las tertulias, en uno de sus informes advirtió al gobierno provincial que: “se habían incrementado las reuniones de unos gringos extravagantes que usan corbata negra, moño volado y lucen frondosos bigotes”.
El día previo al gran acto fue detenida Virginia Bolten por distribuir el Manifiesto del Comité Internacional de Buenos Aires, y el sumario policial destacó que había sido “demorada” por distribuir propaganda anarquista entre los trabajadores de la Refinería Argentina, atentando contra el orden social existente. El gobernador dio instrucciones de no molestar a los obreros.
La plaza López fue el lugar elegido para la concentración, y desde las 11hs los manifestantes se fueron acercando portando carteles “negros con letras rojas”, uno de ellos con esta inscripción “1º de Mayo de 1890—Fraternidad Obrera Universal”.
La columna de 1000 manifestantes, partió “custodiada por seis bomberos a caballo con sus flamantes Rémington”, y debió cambiar el recorrido original debido a la lluvia y lo hizo “por la calle Comercio (Laprida) hasta Mendoza, luego tomaron por la calle Buenos Aires y desde allí hasta la plaza 25 de Mayo, cuyos contornos recorrieron siguiendo por Córdoba, San Martín, San Luís, Entre Ríos, hasta Urquiza”, y se congregaron en la Quinta Hutteiman (que era usada por los circos que visitaban la ciudad). (6) Una casualidad de la historia, haría que muchos años después, en una casa ubicada en esa esquina rosarina pasaría sus primeros meses de vida el legendario revolucionario: Ernesto “CHE” Guevara.
En el acto, hablaron Domingo Lodi, Juan Ibaldi, Guillermo Schutlze, Alfonso Jullen, Rafael Torrent, Paulino Pallas, y Virginia Bolten Las crónicas periodísticas destacaron que “Los oradores se expresaron en varios idiomas, y la responsabilidad y el buen criterio de los mismos llamando al orden y la moderación permitieron que el acto transcurra en un ambiente pacífico”. Rafael Torrent dijo “Siendo la Argentina un país democrático por excelencia, debe apoyar el progreso y el desarrollo de cuanto tienda al mejoramiento de la clase obrera, y que debía solicitarse a los representantes de la Patria, la sanción de los acuerdos del Congreso Obrero de París”. A su turno, Juan Ivaldi “en el bello idioma del Dante pronunció un discurso sobre el derecho de gentes y encomendó a los obreros calma tranquilidad, instrucción, templanza, unión y solidaridad”, y explicó que había sido el Congreso de Obreros de París, señalando que “el 1º de mayo constituía un hecho único en la acción de los trabajadores por sus reivindicaciones sociales, y hemos constituido una sucursal del Comité Obrero Internacional”.
A continuación se dio lectura al Manifiesto aprobado en Buenos Aires, para ser difundido en los actos y cuyo petitorio se entregó al Congreso Nacional, el cual analizaba la situación del país y de la clase obrera, proclamando en unos de sus párrafos “Unámonos al fin, levantemos en masa nuestra voz, manifestemos que estamos arrastrando grillos y cadenas que las sentimos. Hagamos evidente ante todo el mundo que estamos oprimidos, explotados, sin amparo y sin protección de las leyes. Liguémonos como hombres, pidiendo nuestros derechos y como tales veréis, como al fin, tarde o temprano, nos oirán bien, dándonos los debidos respetos. Esta petición a la cual os invitamos a todos los trabajadores de la República, a aprobar y firmar con su nombre en los respectivos pliegos dirigidos en tal manera por millares de habitantes a la suprema autoridad del país, debe ser el primer paso eficaz en la unión de nuestras fuerzas, en la ilustración de nuestras inteligencias y en la conquista de los derechos, de la posición política y social que merecemos como obreros y ciudadanos”. (7) Finalmente, la activista Teresa Marchisio leyó las resoluciones del Congreso Obrero de París. Posteriormente, la columna se dirigió al café “La Bastilla”, para celebrar y brindar por el acontecimiento. Se resolvió conformar un Comité Provisorio, y se organizaron distintos comités por nacionalidades enviándose a Buenos Aires el siguiente telegrama “Al Comité Internacional de Buenos Aires, Comercio 880: los obreros de Rosario reunidos en números de 1000 festejamos el 1º de Mayo. Orden del día: Solidaridad con el Congreso Internacional Obrero. Tiempo malo. Demostración imponente. Orden, tranquilidad y animación. Comité provisorio”. (8)
La Capital, editorializó sobre lo acontecido titulando “La fiesta universal de los obreros”, expresando “El día de ayer era el elegido por los obreros de todos los países para hacer una manifestación internacional. Este bello ejército que defiende el bello ideal de la democracia sublevándola contra el antiguo y feudal orden de cosas, conseguirá a fuerza de la lucha pacífica y perseverancia, el triunfo de su causa, cimentando las bases de una nueva era de paz y prosperidad. No es el socialismo brutal que pretende oponerse con la fuerza, el que ayer se reunía bajo el pabellón negro de la “Fraternidad Universal”, no, era en su mayoría el gremio obrero, que tranquilo y sereno festejaban el día 1º de Mayo, adhiriéndose al programa lanzado por sus hermanos de la vieja Europa, constituyéndose en comité, justos pedidos, que responden todos, a la instrucción y mejoramiento de la situación de la clase obrera”. (9)
Así los trabajadores de Rosario, protagonizaron una gran manifestación congregando a 1000 personas, una cifra considerable para la época. En nuestro país, se realizaron tres actos más, en Buenos Aires, Chivilcoy y Bahía Blanca. Era la primera vez que en los lugares más diversos del mundo al unísono se sucedieron paros, huelgas generales, y marchas.
Y hoy, a la luz de los avasallamientos sobre los derechos laborales que la clase obrera conquistó, cobra actualidad el canto que entonaban hace más de cien años los obreros rosarinos “La canción de las ocho horas”, que reclamaban el tiempo libre que no tenían: “Ni una hora para pensar/ Queremos sentir el calor del sol/Queremos oler las flores/Estamos seguros que Dios así lo quiere/ Y vamos a conseguir las ocho horas/ Ocho horas para lo que se nos de las ganas”.
*Leónidas Ceruti, Historiador
CITAS
1.-Carlos Marx, El Capital, Tomo I, pág. 179, Editorial Fondo de Cultura. 2.-Carlos Marx, “Manifiesto Inaugural de la Asociación Internacional de los Trabajadores”, Obras escogidas, pág. 10-11, Editorial Progreso, 1974. 3.-Dommanget, Maurice, “Historia del primero de mayo”, pág. 29 Editorial Americalee, Buenos Aires, 1956. 4.-El Periodista, Nº 86, mayo 1986, pág. 16-17. 5.-Protokoll des internationalen Arbeiter-Kongresses zu París, pág. 121. 6.-El Municipio, 2 de mayo de 1890, página 1, La Capital, viernes 2 de mayo de 1890, pág. 2. 7.- El Municipio, 2 de mayo de 1890, página 1, La Capital, viernes 2 de mayo de 1890, pág. 2. 8.- El Municipio, 2 de mayo de 1890, página 1, La Capital, viernes 2 de mayo de 1890, pág. 1. 9.- La Capital, viernes 2 de mayo de 1890, pág. 1.
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